viernes, 10 de septiembre de 2010

Visión de los vencidos. Relaciones indígenas de la Conquista


Es bien sabido que hasta antes de la aparición de este libro, el mundo sólo conocía la versión de los vencedores acerca de la Conquista de la ciudad de México-Tenochtitlan. Sin embargo, para 1959, fecha de aparición de la primera edición de Visión de los vencidos, se comenzó a reflexionar acerca de lo que significó para las civilizaciones mesoamericanas el choque cultural con los europeos.

El libro es una antología de textos y pinturas que ofrecen las perspectivas, en lengua náhuatl, de cronistas nativos de Tenochtitlán, Tlatelolco, Tetzcoco, Chalco y Tlaxcala. La antología fue llevada a cabo por el historiador Miguel León-Portilla, a partir de lo recabado por algunos frailes de la Colonia que consiguieron rescatar testimonios de ancianos y otras personas que contemplaron la caída de sus antiguas tradiciones y modos de ver la vida.

Así, el hilo conductor de Visión de los vencidos va desde los presagios funestos que anunciaban la culminación de la cultura mexica, las primeras noticias de la llegada de los españoles, la actitud psicológica de Motecuhzoma, la alianza de los españoles con los tlaxcaltecas, la matanza de Cholula, la posible aparición de Tezcatlipoca como un borracho cerca del volcán Popocatépetl, el encuentro de culturas en México-Tenochtitlán, la matanza del Templo Mayor, la persecución y muerte de gran parte de los españoles y sus aliados en el rumbo de Tlacopan, y el asedio y posterior toma de la ciudad por parte de los invasores ibéricos. El material nace de fuentes totalmente indígenas (entre las más importantes, destacan los textos de los informantes de fray Bernardino de Sahagún, recuperados y traducidos del náhuatl por Ángel María Garibay), y en algunos casos, como el relato de la masacre del Templo Mayor en la fiesta de Tóxcatl, perpetrada por Pedro de Alvarado en ausencia de Cortés; las heroicas batallas y el hambre implacable durante el sitio de ochenta días de la ciudad, y finalmente, la toma de México-Tenochtitlán; tienen una expresividad literaria comparable a la de los rapsodas griegos y latinos de la antigüedad.

La última parte del libro alberga algunos cantos elegíacos de la civilización destruida, cartas que diversas comunidades, o incluso indígenas de noble linaje, enviaron al rey español en las que se ilustran las humillaciones y maltratos a los que eran sometidos, así como Los manifiestos de Emiliano Zapata, de 1918, (originalmente en náhuatl) en los que insta a los tlaxcaltecas para que recuperen su honra y borren el recuerdo de su falta volviendo el rostro contra el mal gobierno que devasta al país.

Visión de los vencidos es quizá la pieza que faltaba para una apreciación más global y objetiva acerca de ese trauma histórico que derivó, no sólo en el nacimiento de la identidad llena de contradicciones de los mexicanos actuales, sino también de diversos países en lo que hoy se conoce como América Latina.