jueves, 25 de febrero de 2016

Hambre, de Knut Hamsun


Un joven vive solo en Cristianía, "esa ciudad singular que nadie puede abandonar sin llevarse impresa su huella...". Pero decir "vivir" es una imprecisión. Este joven sin nombre apenas logra sobrevivir. Escribe, quizás porque no puede hacer otra cosa. Y dentro de aquel estanque de inteligencia y profunda sensibilidad sus ideas bullen con una veta de inefable nerviosismo, por lo que rara vez aceptan sus artículos en los periódicos a los que los envía. La miseria lo acecha constantemente, y lo que es aún peor: el hambre. Su estómago vacío se convierte en una presencia que lo lleva poco a poco a las puertas de la locura. Tal vez si no fuera por su orgullo podría conseguir algún mendrugo, pero eso significaría la completa ignominia, el fondo más bajo al que podría llegar un hombre, la ausencia de dignidad. Y por eso en ocasiones pasa varios días sin probar bocado, por el orgullo, porque no quiere que nadie lo vea como a un mendigo envilecido, aunque por su aspecto, cada vez más desastrado, sea como precisamente luce. Y cuando está a punto de abandonarse a la muerte, como sucede en más de una ocasión, alguna inesperada providencia lo salva... como si su salvación estuviera sólo reservada para el último momento. Sin embargo, a ese ritmo sólo será cuestión de tiempo antes de la caída final, y su única esperanza, luego de comprobar que inclusive su inteligencia se ha visto mermada gracias a los padecimientos del hambre, será hacerse a la mar y romper todos los lazos con esa sociedad capaz de verlo degradarse sin apenas mover un dedo en su auxilio...

Hambre (Sult, 1890) es una novela que transcurre a ras de hueso, ahí donde el cuerpo es capaz de dialogar con el alma conforme se va deteriorando y dando muestras de la degeneración de la inteligencia. Las fantasías del protagonista, impulsadas por el envilecimiento que produce el hambre y la mendicidad, mezcladas con una recalcitrante honradez, logran penetrar en la médula del lector, y entonces éste puede verse padeciendo a la par de una vida cuyas esperanzas se van marchitando con cada revés que le propina la existencia.

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