viernes, 5 de septiembre de 2014

Elogio de las sombras (陰翳礼讃 - In´ei Raisan), de Junichiro Tanizaki



Elogio de las sombras (o In Praise of Shadows, debido a que tuve la oportunidad de leer la traducción al inglés hecha por Thomas J. Harper y Edward G. Seidensticker) es un exquisito y breve ensayo que, partiendo de la estética japonesa —y a veces también de la china— en contraposición con los países occidentales —sobre todo Estados Unidos y la Europa desarrollada—, resulta una exploración sobre la identidad oriental tradicional y su gradual decadencia conforme la luz eléctrica invade la vida cotidiana de las ciudades, desterrando todo rastro de sombras, que hasta el siglo XIX fueron las innegables protagonistas en su modo de ver la vida. El ojo analítico de Tanizaki recorre la arquitectura, la comida, los baños (se puede encontrar una impagable reflexión sobre su importancia como espacios de inspiración poética desde tiempos inmemoriales), el jade, los materiales de uso diario, la manera en que las sombras ocultaban el cuerpo de las mujeres en las «casas del placer» y sólo mostraban las manos y el rostro, lo mismo que en el teatro Nō y en el Kabuki, cuya base reside precisamente en aprovechar las sombras para generar ambientes que, bajo la luz eléctrica que todo lo desnuda lucen más bien kitsch y vulgares; todo ello marcado por la obsesión occidental (de la cual Tanizaki veía un doloroso contagio en el Japón de la década de 1930) por buscar siempre una iluminación total, en la que las sombras estén lo más exiliadas posible. Al final resulta un bello y entrañable panegírico a la oscuridad que tiene mucho de nostalgia por los viejos tiempos.

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