Básicamente, en esta, la primera novela de Cormac McCarthy (de 1965), seguimos a tres personajes situados en los años 30, y cuyas vidas se entrelazarán de una manera extraña: Marion Sylder, un trotamundos traficante de whisky que vive fuera de la ley; el adolescente John Wesley Rattner que está obsesionado con cazar visones para conseguir algunos dólares, y el anciano tío del muchacho, Ather Ownby, quien vive silvestremente en la montaña acompañado por Scout (un perro casi tan anciano como él), y que en su día a día muestra una vida completamente inmersa en la naturaleza y sus ciclos.
La historia se desencadena cuando en uno de sus viajes, Sylder se encuentra sin saberlo con Kenneth Rattner, el padre de John Wesley, quien intentaba llegar a Knoxville a base de la misericordia de viajeros que lo fueran acercando en sus automóviles. En una de las escenas más memorables de la novela, Sylder se encuentra con que después de haber bebido una copa en un bar en su trayecto hacia Knoxville, Rattner ya estaba instalado inexplicablemente dentro de su auto, lo cual de inmediato le da mala espina. Aun así, decide llevarlo consigo ya que de alguna manera presiente que forma parte de un destino del que no podrá escapar. A la mañana siguiente, cuando se avería un neumático del auto y Sylder trataba de arreglarlo, Rattner intenta asesinarlo, pero falla y Sylder, después de una lucha pesadillesca lo asesina a él y más tarde arroja el cadáver en un pozo en la montaña, en un vergel abandonado, cerca de la vivienda del viejo Ather. Tiempo después, un par de niños que recogían fruta guían al viejo al pozo donde descansa el cadáver cada vez más descompuesto, y él nuca sabrá quién es el desconocido que allí yace ya sin ojos y con los huesos enmohecidos por el agua estancada. El enredo de los destinos continúa cuando en una noche lluviosa Sylder tiene un accidente de auto en el que por poco pierde la vida. El auto ha quedado volcado sobre un arroyo junto con toda la carga de whisky, y es justamente el joven John Wesley Rattner quien le salva la vida y a partir de ese momento se hacen amigos, al grado de que considerará a Sylder como una especie de héroe, sin sospechar que ese hombre mató a su padre. Y cuando finalmente Sylder es apresado por la policía, trata de vengarlo eliminando al alguacil Legwater, de lo que el propio Sylder lo disuade con argumentos un tanto paternales. Asimismo, el viejo Ather, después de una vida siempre cercana a la naturaleza, y de recordar continuamente el cadáver del pozo, deberá terminar sus días en un manicomio después de resistirse por tres veces a un arresto del que nunca sabrá el motivo.
El guardián del vergel (The Orchard Keeper) es una novela fragmentaria en la que Cormac McCarthy hace de la naturaleza todo un personaje gracias a la intensidad mítica de sus descripciones, y al modo en que los escenarios interactúan con el destino de los personajes y con el desarrollo mismo de la trama. La estructura es un tanto compleja debido a que lo mismo podemos estar tras los pasos del viejo Ather, para enseguida adentrarnos en alguno de sus recuerdos (marcados con cursivas) y posteriormente estar ante el accionar de Sylder o de John Wesley. El humor es más bien escaso, pero no así la ironía de ciertas situaciones, y el drama, sin caer en el patetismo, permea en todo momento con la densidad de un pantano.