Con un humor que acaricia los bordes de lo diabólico y un manejo fulgurante del lenguaje, que hace pensar en las metáforas y la dulzura de las fábulas antiguas, Carlos Monsiváis nos presenta 50 relatos cortos que, a veces de forma un tanto oblicua, guardan un tema en común: la relación de lo sagrado con la cotidianidad profana del Nuevo Mundo. Es así que en este excéntrico libro podemos encontrar desde la historia de un eminente clérigo, que se atreve a colocar herejías en textos que debieran ser sagrados; pasando por el relato de un indiferente religioso que descubre la fuente de la eterna juventud (para protesta de la corte celestial) por accidente en el “bendito” siglo XVI; o las peripecias de un halo sagrado que nunca enmarcaba las bienaventuradas cabezas de los santos o los piadosos, sino en cualquier otra cosa (animales, objetos y criminales incluidos); hasta algunas otras en las que algunos sobrevivientes del imperio azteca caen víctimas de sus propias ilusiones o del afán revolucionario de sus propuestas; y sin faltar, por supuesto, una delirante hagiografía en la que las dudas y lo peligros de los milagros pueden poner en jaque al mismísimo Todopoderoso.
En fin, una buena recomendación que se devora en máximo un par de días, y que contiene (al menos en la edición de ERA) 8 láminas del maestro oaxaqueño Francisco Toledo. Aunado a lo anterior, también podría decir que pone a prueba, tanto los propios límites del sarcasmo, como los conocimientos más vastos en los terrenos de la mística católica.
En fin, una buena recomendación que se devora en máximo un par de días, y que contiene (al menos en la edición de ERA) 8 láminas del maestro oaxaqueño Francisco Toledo. Aunado a lo anterior, también podría decir que pone a prueba, tanto los propios límites del sarcasmo, como los conocimientos más vastos en los terrenos de la mística católica.